17 de marzo de 2014

La cena torera

No me voy a poner ahora a defender a este sistema de mierda, pero hay que reconocerle que, sea por salvaguardar las apariencias o sea por lo que sea (lo único que no le concedo es la pura y simple buena fe), no se ha portado mal con las familias de Tejero y de Milans del Bosch, cuyos hijos, asimismo militares, han seguido adelante con sus carreras sin, aparentemente, mayores inconvenientes. Incluso el hijo de Blas Piñar (guardando las debidas distancias respecto de que éste jamás vulneró la ley) ha alcanzado el generalato pese a los antecedentes políticos de su padre y pese a que el propio Blas Piñar (hijo) ha tenido momentos díscolos con el mando. En 1983, el capitán Juan Milans del Bosch y Portolés llamó cerdo al Borbón a voz en grito en pleno Club de Campo y se salió, me parece recordar, con un mes de arresto o bien poco más. El hijo de Tejero, Antonio Tejero Díez, es teniente coronel de la Guardia Civil (empleo nada parvo) y, hasta hoy, jefe del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) número 1 de Madrid, o sea, los antidisturbios, para entendernos. Si el empleo no era manco, el cargo no parece grano de anís.

Pero los hay que se empeñan en el desafío hasta la estupidez misma. Tejero (hijo) tenía que celebrar el aniversario del 23-F con una cena. Ya son ganas, pero bueno, allá cada cual. Así las cosas, lo óptimo hubiera sido celebrarla en casa y, menos óptima pero también apropiadamente, quizá en un restaurante, todos de paisano y sin gritos de ritual. En tales condiciones, de haber trascendido, quizá hubieran tenido algo que decir algunos grupúsculos de extrema izquierda o, incluso, si el viento viniera a favor, hasta los de la izquierdita de la señorita Pepis quizá formularían una pregunta parlamentaria. A lo sumo, y muy probablemente, ni eso. Pero no habría nada más. Pero no: el teniente coronel Tejero versión 2.0 tuvo que hacer su numerito chulesco y montar la cenita en el cuartel de Valdemoro, invitando, además a todos los amigotes, incluyendo a un señor, el entonces capitán de la Guardia Civil Jesús Muñecas Aguilar (el cual, por cierto, una vez cumplida su condena prosiguió su carrera militar con bastante éxito profesional), que está hoy en candelero por el asunto de la petición de extradición de la Justicia argentina que pesaba sobre él hasta que la semana pasada el Gobierno se pasó por el arco del triunfo la justicia universal a beneficio de las más de diez mil ejecuciones anuales (mal contadas) del Gobierno chino. Una elemental prudencia y un razonable cociente intelectual aconsejarían no menear demasiado a este señor y mantenerlo guardadito en la nevera por unos cuantos meses más. Pero no: el Tcol Tejero 2.0 tenía que demostrar que él tiene los cojones bien gordos (y el cerebro anoréxico, según todas las apariencias) y monta la parranda con toda la pandilla en el cuartel de Valdemoro. Arsa.

Evidentemente, hasta un ministro opuseta, beatorro y chupacirios, como Jorge Fernández Díaz, ha tenido que tomar cartas en el asunto y ha destituido a Tejero 2.0 poniéndolo en disponible forzoso, o como se llame ahora al limbo de estar ahí viéndoselas venir -y cobrando puntualmente la nómina, eso sí- hasta que la superioridad le señale un destino. Y, como en su día el capitán Milans del Bosch, ha salido, a mi modo de ver, bastante bien librado. Haces eso en Francia o en Alemania y te vas a servirle de mono Amedio al otro soplagaitas, a Martínez Inglés.

Lo que más gracia me hace es la salida de pata de banco del otro hijo de Tejero, el curita cañón párroco de Mijas (Málaga) que atribuye la caída en desgracia de su hermano no a su impremeditación, a su chulería y a su estupidez, sino a que el director general de la Guardia Civil y el ministro del Interior son un par de sinvergüenzas. Sin descartar la posibilidad de esa carencia de vergüenza, me inclino a pensar que, en todo caso, ésta vendría dada por otros acontecimientos y no precisamente por este.

Es asombroso que, encima, se quejen...

Imagen: Antonio Tejero Díez (cuando era comandante) en Alerta Digital
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1 comentario:

  1. Jubilado del puesto, que no del presupuesto. Los dos huevos fritos de teniente coronel y su nómina correspondiente nadie se los ha retirado. Es impresentable que individuos de este calibre campen a sus anchas por las FAS, la Guardia Civil y la Policía.

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