Dicen que me gusta llevar la contraria a todo el mundo. Pero yo respondo lo que el conductor kamikaze del chiste: es todo el mundo el que se empeña en llevarme la contraria a mí
30 de septiembre de 2013
¿España a la derecha?
A raíz de toda la movida secesionista que azota a Cataluña en el último año, y particularmente después de la «cadena» de la última Diada, el Moviment 12-O ha convocado a los catalanes hispanistas a una movilización el día 12 de octubre, día de la Hispanidad y fiesta nacional de España. Pues bien, me adherí a la iniciativa y contribuí a propagarla en Twitter, con lo que coseché unos cuantos seguidores de este mismo ámbito. Hasta aquí, todo normal.
Van pasando los días y yo sigo en Twitter a las mías: a lo del 12-O, claro, pero también en otras movidas, la aeronáutica, el software libre y, al loro, mi solidaridad con las ideas, acciones y finalidades de grupos de respuesta social a las barbaridades del Gobierno del PP, así como críticas ácidas y muy duras contra el propio Gobierno y los intereses que representa (que huelga decir que no son los de los ciudadanos).
Cuál no habrá sido mi sorpresa cuando el «chivato» que tengo instalado y que me sopla quién me deja en Twitter me revela que un porcentaje muy elevado de los que me están dejando en estos días son, precisamente, del ámbito hispanista (catalanes no sé si lo son o no).
Toda vez que yo no he aflojado ni un milímetro en mi hispanismo ni he enviado en ese ámbito mensajes confusos o malinterpretables, la única conclusión racional es que estos ex-seguidores han interpretado (y mal, quienes sigan este blog lo verán pronto) que yo soy de izquierdas. Y me han dado plantón. Lo que me lleva a deducir que un número importante, mayoritario, desde luego, y quizá arrollador de hispanistas se alinea en las filas de la derecha.
Me parece muy triste por activa y por pasiva. Por activa, porque mal asunto si la idea de España (al menos como un proyecto de futuro posible y deseable) sólo admite la alineación a la derecha. Por pasiva, porque no entiendo por qué desde la izquierda se ve ese concepto como inconveniente (aunque luego ese fumígeno PSOE de Rubalcaba apueste por España, por más que la apellide «federal» y ese no menos fumígeno PSC que ni se sabe dónde está y menos aún si se le espera, encienda estúpidamente velas a Dios y al diablo), como si ser partidario de una España unida (redundancia: una España desunida no sería tal, sería, en todo caso, una Ex-paña) constituyera algo poco izquierdista.
Debo pensar, pues, que si a la manifestación del 12-O asistiera con una bandera republicana (que, en definitiva, no es sino otra bandera de España) correría el peligro de ser, cuando menos, abroncado, abochornado o marginado.
No, no me siento indignado, ni enfurecido, ni suelto sapos ni culebras. Me siento triste. Me siento triste, sobre todo, porque si así son las cosas, el futuro de España no vale un duro sevillano.
Porque o estamos todos (y todos es todos) o no es que rompamos la baraja, es que la baraja se rompe sola.
Imagen: jgaray en Wikimedia Commons
Licencia: Dominio público
3 comentarios:
Ojo con lo que dices. Aquí puedes criticar a quien quieras y a lo que quieras (a mí incluido) pero guardando ciertas formas. El insulto y la falta de respeto, los sueltas en la taberna o en tu propio blog, no vengas a tocar las narices al mío. Lo que quiere decir que si contravienes esta condición, borraré sin más lo que hayas escrito y me da igual que clames por la censura o por la leche frita. Pero no habrá que llegar a eso ¿verdad?
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A ver, no. La bandera republicana no es "otra bandera de España", del mismo modo que la bandera con el águila de San Juan tampoco es otra bandera de España. Hay una bandera, y luego hay versiones con las que estableces una posición ideológica que poco o nada tienen que ver con ser o no hispanista, como dices tú y por cierto me hace bastante gracia la expresión.
ResponderEliminarEl problema de la defensa de España y ser de derechas es un caso de doble refuerzo. Por un lado, la izquierda establecida (partidos, prensa, sindicatos...) llevan años vinculando España y la bandera con ser de derechas. Más aún, con ser facha. Por otro, los hispanistas, viéndose cada vez con menos izquierdistas, también lo han terminado asociando con algo de derechas.
Supongo que UPyD y Ciudadanos algo podrán cambiar de esto, pero no será a corto plazo.
Nota previa - El comentario anterior, al que este responde, es el primer comentario que recibe este blog. Quede para los anales de la historia
EliminarOK con lo de la bandera, pero era un simple ejemplo para el caso. Históricamente fue, en su momento (durante la IIª República), una bandera de España. Lo mismo puede decirse de la del águila de San Juan y de la actual. Lo que venía a decir es que la idea de España no es inherentemente monárquica, ni facha, ni de derechas. Durante la guerra civil (ya tuvo que salir) mucha gente sufrió y murió en ambos bandos por España. las diferentes banderas representaban diferentes visiones de una misma patria, no dos patrias distintas.
Sobre la expresión hispanista... Es que españolista me suena a futbolero y lolololo, unitarista me suena más a que hubiera algo que unir que a salvaguardar aquello que ya está unido (quizá sea sólo una impresión mía) y, en todo caso, tiene un aire muy formalista. Hispanista tiene un cierto regustillo cultural de fondo :-)
Completamente de acuerdo, por lo demás, con tu segundo párrafo.
Yo creo que el problema en este tema es que se está mezclando el ser Independista catalán o Hispanista(o como prefiráis), con el derecho a decidir que deben tener todos los pueblos. Yo tendré mi opinión personal sobre lo que preferiría, pero eso no quita que el pueblo tenga derecho a votar por algo tan importante como es la nación a la que quiere pertenecer.
ResponderEliminarEntiendo perfectamente que haya gente de ambos bandos( siempre lo habrá para todos los temas), y no dejaré de seguirles por internet o ser su amigo si se da el caso por muy en contra que esté, siempre que respete mi opinión y las reglas democráticas para que haya una sociedad saludable, sin que ningún lado imponga su voluntad, por mucho que le duela.